lunes, 30 de abril de 2007

Me come los ojos el sol panzón

Les podría contar la historia del dia en que me quedé ciego, aunque temo tentar a los diablos de mi infortunio y perder ahora el habla.
Son las 3 de la tarde del mismo domingo lluvioso al que me someto siempre y Lorenita arroja los fideos en el agua en estado de ebullición, un estado que jamás alcanzaré eternamente postrado en mi elección anímica, la cual con el apoyo de todos vierto en mis alimentos desde una capsulita de dos colores. Cada día de mi vida le compro radicheta al señor que viene por las mañanas. La trae fresquita.. y una vez hecha la transacción procede a sentarse en el muelle con mi permiso y a tocar canciones que acarrean el sentimiento impreso en mi persona desde hace años ya.
Fue él, deberia contarles porque ha sido de las marcas mas profundas en este roble de mi persona, quien trajo aquel sentimiento con sus cuerdas pulsadas. Ese sentimiento... una forma extraña de ver la lluvia y el cielo, foránea diría yo. Lorenita me hizo notar un dia, si bien ella tambien es adicta al sentimiento, que es ajeno a nuestro código genético el hecho de manifestar así la dejadez y la tristeza. Lo recuerdo bien porque fue una noche en la que nos tallamos lo que uno significaba para el otro en francés, en mi omóplato ella, en su omóplato yo.
Lo que trajo el señor que vendía radicheta nunca nos dejaría.
Una vez me atreví a preguntarle donde había aprendido dichas artes de persistente y minimalista melancolía (el sol.. la luna.. la amada.. el antes y el interior asustado..) y me contestó que cada mañana de invierno hace 11 años esperaba llegar a un marinero mercante que escondía los cancioneros que encontraba por ahí en tierras lejanas (es que ya nadie los quería) y se los regalaba por su mero interés en la materia.
Ese mar que se dejaba rasgar por una proa de barco para traer simples inquietudes de autores lejanos fue lo que me unió a mi vendedor de radicheta. Unas noches del año pasado en las que Lorenita partió hacia el pueblo a suplir a una enfermera, el vendedor, junto a su hermano y yo festejamos nuestra oculta homosexualidad bebiendo vino sacramental y nadando en el lago sin ropas, luego de brindar solo alumbrados por los reflejos de nuestras copas -estrechadas por ambas manos en alto- con los destellos de nuestros ojos exaltados ante tanta aceptación.
Por fin teníamos nuestro lugar, y todo lo que habría sería sus canciones tristes, aquellas que jamás cuestionaré, ya sea por su falta de una sensación diferente o por la voz descascarada que fuere su avión de papel.
Lorenita nunca sabría nada, he vivido mentiras con éxito en el pasado y no será esta la excepción, me dije mientras buscaba una excusa para salir a caminar por el prado a las horas en las que el querido vendedor de radicheta toca bajo un árbol. Puse mi cabeza en su hombro y le pedí interpretara la tristeza más reciente, y simplemente dejé mi mirada escapar por entre los trigales y las zarigüeyas -aquellas blasfemas de cola adhesiva que no apreciaban el canto- cuando el dorado objetivo de mis pupilas lentamente procedió a decolorarse y mi corazón a latir fuertemente.
-¿Qué ocurre? -Dijo el vendedor
-Si es posible.. -dije tratando de no romper en llanto- he dejado de ver los colores.
-Oh, ¿Tan rápido?
-¿A qué te refieres?
-¿A qué me refiero? Son las canciones que interpreto, ellas nos llevarán a la crisálida. Pensé que lo sabías.
-Claro que no! Solo me sedujo la tristeza... era.. era algo que nunca había conocido antes!

Entonces el vendedor puso sus dos manos sobre mis mejillas y dijo "Yo siempre lo supe... ¿Acaso nunca pensaste en el por qué de que interpretáramos estas canciones cuando todo lo que hay a nuestro alrededor es gentil? ¿Nunca cuestionaste la enorme brecha entre la realidad que describe el canto y la que nos alberga?"
-No.. solo me dejé llevar -Contesté.
-Debí explicarte que el motivo de mi canto es mi deseo de sufrir lo que estás sufriendo ahora.. Estas canciones despojadas y tristes tienen la misión de encontrarnos el amor por medio de su lírica, es por eso que llegamos el uno al otro..
-... -Lo dejé continuar
-Y una vez alcanzado eso, habríamos de abandonar dicha tristeza hecha canción, por el simple motivo de que alcanzando lo buscado ya nada podría causarnos dolor.
-Y así es!
-Así es, pero acaso no seguimos cantando? ¿No seguimos poniendo en este mundo versos que lo acusan de injusto mientras a nuestro lado crecen las mas erguidas de las flores? Es la adicción al sentimiento de tristeza lo que suprimiría nuestros sentidos uno por uno. Y cómo deseo eso, cómo deseo ser uno con la esencia de las canciones! Ser el capullo malagradecido que capullo es porque todo lo bueno ignoró. Ahhh mi letargo anhelado... solo hubiera preferido que empezara a manifestarse primero en mí.

Me incorporé al borde del tropiezo a causa de mi visión en despedida, mientras dando la espalda al vendedor de radicheta me dí en fuga distinguiendo formas y relieves, camino hacia mi casa. Me recibiría Lorenita..? -MI CASA ES HERMOSA- así como estoy, incapaz de ver su belleza que por todo este tiempo permaneció a mi lado? -LORENITA ES TAN BELLA- Y mientras mis ojos inútiles comenzaban a derramar lágrimas de verdad (eran de verdad y todo!) el cáncer inevitable que estuve llamando todo este tiempo hizo presencia mordiendo mi nuca, justo a tiempo para verme desplomándome a los pies de la engañada y fiel Lorenita, representante ella de enormes alegrías que nunca tomé en cuenta. Alcé la cabeza con la intención de verla como última imagen, y justo cuando estaba por lograrlo, el sol extendió uno de sus brazos de brillantina para cegarme de una vez y por completo.
Adiós Lorenita, qué son todas estas inquietudes y miedos? Por qué he hablado todos estos últimos párrafos a esta gente desconocida y de esta manera tan poética? Si yo siempre fui un pelotudo sin vocabulario! ¿Quién ha hablado por mí? Lorenita... Lorenita! Ya no te veo, pero creo que ahora me quedo mu

2 comentarios:

Roberto Bernasconi dijo...

No ve'? Al final somos todos putos, onanistas e hipoérgicos.
Y además estamos obsesionados con las heces, habiendo tanta drogalinda-putas-minitas que ennnbellecen el aire que para nosotros es mas pesado que la mermelada.

Anónimo dijo...

che esta rebueno esto.
un abrazo
frambu.