lunes, 25 de junio de 2007

La Gran Nekro


Algún dia tu hijo preguntará si cuando tenías su edad te rescataste del flan...
¿Qué le dirías? ¿Sabrías qué decirle?

jueves, 14 de junio de 2007

La Colisión del Muchacho y la Palabra

Que soy una palabra, eso te dije mientras me mudaba a la ciudad de las cuclillas solo para levantar el ramo que evidentemente llevabas con prisa al chcoar contra mí. Que soy una palabra, tergiversable y olvidable para algunos o para pocos, en este mundillo de términos que se tienen cerca para afrontar las celdas del calendario. Me gusta pensar que soy una palabra que no hace presencia siempre, en propinas o extorsiones, en palizas y despelotes, corriendo entre humano-cascotes hacia el objetivo de un ajusticiamiento.Soy de dormir bajo las lonetas de los labios descascarados, en el momento en que el arroyo de la irrefutable juventud corre bajo los jardines que hay en esta boca. Seré el hombre que sale disparado del cañon hacia fuera de la carpa y directo a la red de lo que alguien nunca había oído, o que tal vez oyó demasiadas veces. Quién podría saberlo a ciencia cierta. El momento que te ha encontrado llevándome por delante te declara conocedor de cosas nuevas, descubrimientos de segundos de edad. Te has vuelto en pocos instantes tan articulado... articulado como un muñeco de los Caballeros del Zodíaco, edulcorado como aquel diálogo cúlmine en una escena perdida de alguna telenovela con Andrea del Boca, y lo suficientemente capaz de encarnar esa felicidad digna de una docena de alfajores Capitán del espacio. Me has encontrado porque el azar de los cerebros con aroma a jazmín, sumados al amor que duerme en forma de foto en tu relicario te hicieron decir que ella, Ella, habia sido diseñada para hacerte suspirar. Como todo lo que era cierto o todo lo que se deformaba con una seguridad convincente desde su nueva forma, como el cielo llegando para decirte "Hola, soy violeta". Ella yacía alejada de toda intención tirana como aquellas que te habían hecho rabiar y sufrir cuando solo querías tomar una sopa de letras y con un cencerro llamar a la felicidad eterna desde el suelo de la cocina, junto a alguien, ambos flacos y blancos como fideos derramados. Su boca poseía tal hermosura que hacía a las grúas y aplanadoras enmudecer solo para respetar sus siestas, pero no la ostentaba. Sus manos emulaban el mas perfecto bebedero para todos los besos y la luna se sonaba la nariz en un rulito rojo y cosmopolita que tan cerca de su mejilla dormía sin cosquillear. Yo la sobrevolaba cuando la mirabas, cuando entendiste todas las millones de maneras en las que ella te hacía adorar estar en el mundo. Yo la sobrevolaba de forma desorientada, perdiéndome en un disparate y negociando los significados de mi existir por pequeños traguitos de whiskey y ajenjo.Hice mal. Pero esta noche, aún despúes de mi despido del plató en el cual hice mis mejores actuaciones, me rectifico, y es tu bello encuentro con lo que ella significa lo que me hace aparecer. Por eso tomá, te devuelvo el ramo que se te acaba de caer y ¡Ánimo! Tus pantalones no merecen el maltrato de estas partículas de tierra, ni sus preciosos ojos necesitan ver algo que no sea puramente maravilloso en esta noche. Me llevarás contigo, pues como te dije anteriormente, soy una palabra, y esta noche al vencer toda distancia y recostarte junto a ella mientras sus ojos te aceptan tiernamente, vas a decirme. Ahora emprendamos camino, muchacho, mientras te ayudo a limpiar tu ropa erigiéndote en el héroe que ya eras antes de nuestra distraída colisión. Vamos, que ella aguarda en el sueño leve del estar extrañándote, y todas las flores del mercado se incorporan lentamente envidiando a las que llevas en tu mano. Veo que finalmente sabés qué palabra soy, mientras esta historia es plegada por su autor, que la llevará por siempre en su recién colocada túnica de niño caprichoso que quiso rechazar la idea de dormir hoy, para regalarle él tambien palabras (probablemente algún dia Yo, la palabra) a la persona lejana más cercana que ha conocido.

martes, 12 de junio de 2007

diente.hilo.picaporte.portazo

voy a bajar esto al papel antes que las manos tiemblen mas y me dejen hoy para siempre sin posibilidad. no me permite dormir imaginar un despertar, el de quien porta el nombre que no he de mencionar, contra la blanca blanca piel que se encontraba al final del hilo que acogota mi alma. no digo el nombre y no puedo verlo. y si lo hago he de mirarlo como quien mira dentro de un frasco, cuyo contenido una mano mas audaz que la mia ha robado. tambaleo una mañana ante el umbral de su hogar, no por casualidad me ha hecho el café vagar, el café y el aroma a amable amanecer. añoro aquel beso del aliento de una taza tibia, que reemplacé por el sorbo de la extensión de mi mano. Doy un trago y me deshago, mirando a la gente mirar, y ya no soy realmente deseado en ningún lugar, pero dejo un legado y el pasto muere en torno a mí a medida que lo hago. Mi odio trepa los muros como enredadera. Mi odio trepa tus muros como enredadera. Marca el crecer de tu primogénito en crayón, en tu pared del salón mientras pongo a tu techo una cúpula negra. El sol se oculta en el mar de mis entrañas, enciende la mecha de mis úlceras y me deposita en la terraza suavemente suavemente mientras lo dejo subir de nuevo, antes de que el mundo tema por su paradero. Y recibo su calor entero como los rayos de enero, ya usados que me vieron nacer un octubre de un vientre que nadie había violentado. primavera. si nací en la estación en la que todo florece, por qué me encuentran los años tan marchito? durmiendo en un galpón en el que intentamos vivir mis amigos y yo, porque en las noches cada uno se va a su colchón hecho una bola para escuchar un rato como los otros lloran. regamos así nuestra impotencia, por la mañana enorme ha de ser esta. una lágrima mas para poner en marcha la maquinaria del resentimiento. mis ojos al sol, los presento a ambos, la gota del sueño hace venir a los pájaros. rápido, no quiero que moje mis párpados. de mis ojos espero que hagan un bebedero. y llévenme de aquí ni bien me seque, tomen mis pestañas y llévenme hasta el puente. tengo un hilo en la mano enredado por siempre en un recuerdo pesado, enredado el otro extremo en tu pequeña mano y la cortaste para dejarme ir.
ese es tu hijo jugando. el martillo quiere sangre y es torpe su mano. bien lo sabré yo que tambien soy un clavo. quien está oxidado ha de querer compartir el daño.
su primer diente flojo ha dejado la puerta sin cerrojo. un extremo del hilo a los dientes del hijo. el otro al picaporte de la puerta que azote, y me iré dando portazos. mis zapatos sobre el puente han dejado los pájaros, me alejo y voy tachando mis escritos pasados porque este metal naranja no merece un carajo y me iré, me iré lejos dando portazos. escupo hacia el vacio y el puente se mece. los trenes son cíclopes de acero torcido con ojos nacidos para hacerme llorar.