miércoles, 17 de septiembre de 2008

Ahora entiendo el propósito de la prostitución

He publicado esto en El Cronista de Fia(s)conia:



"Se busca mina celestial que no sea traumi ni padezca de ningún impedimento emocional o mental a la hora de exteriorizar el afecto, falta del mismo, intenciones de irse o quedarse, o que no le gusta la comida. Que no tenga amigos hombres (y en el caso de que tenga, que sean abiertamente homosexuales) y por último, en el caso de tenerlos, que acuerde conmigo en el hecho de que la única razón por la cual sus amigos hombres heterosexuales no están dentro de ella en este momento es solo porque ella no lo propone. Que tenga valores, ideas musicales, emocionales y futbolísticas similares a las mías. Que si me agarra, me deje sin poder caminar por una semana y que tenga una disposición que me permita a mí lograr exactamente eso mismo en ella. Que pase conmigo por un prolongado pasillo/alfombra roja de mis anteriores amores y sus nuevos acompañantes, para detenerse junto a mí frente a cada uno de ellos, y esbozar ella una sonrisita de "ja, son unos pelotudos!" que haga mella en los tórtolos para luego seguir adelante. Que deje notitas por la casa diciendo que vuelve más tarde de lugares que ella inventa en el momento para hacerme reír, y que en realidad signifiquen que está agachada atrás de algún mueble para pegar un salto y tacklearme. Que no se ande haciendo piercings o cortes de pelo o teñidas constantes como una nena que no encuentra su forma definitiva y carece de una imagen mental fija de ella misma, como para buscar algo, como para atraer la mirada de alguien a quien de todas formas no sabrá aprovechar. No. Que sea ella. Que tenga muchos libritos de Mafalda y lea a la misma velocidad que yo, permitiendo así que juntemos la cabeza, pasemos las páginas y nos riamos al unísono. Que tenga un trabajo que la haga feliz, que no le consuma absolutamente todo el día sino lo necesario para que el reencuentro a la noche en casa se sienta adecuado, como que un minuto más de no vernos nos podría haber empezado a molestar. Que lea esto y no le parezca que soy un forro de antemano, ni que soy un re tierno porque ninguna es cierta. Que compre este diario en el camino desde un sitio que la encuentra al amanecer, hasta otro punto que la encuentra a la tarde escuchando música de ukeleles malignos adentro de su propio corazón y preguntándose qué hay en los clasificados, y si no podrá encontrar ahí un aviso que le suene casi perfecto, un aviso que ella pueda completar. Pero claro, es muy difícil. Por eso ahora entiendo el propósito de la prostitución.

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